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Mostrando entradas de enero, 2022

La Almoloya. Pliego

  Podríamos decir que se trata de la hermana menor de La Bastida, la gran urbe prehistórica localizada en la no muy distante Totana. Pero ser más pequeña no significa necesariamente que este lugar no haya ofrecido hallazgos de gran calado, fundamentales para comprender la ya bastante compleja sociedad de la época y sus curiosas características.     En medio de un paisaje agreste y sobre el alto de La Almoloya, un cerro testigo a 561 metros sobre el nivel del mar, se sitúan los restos de lo que fue un importante asentamiento de la cultura argárica, en la Edad del Bronce. El que fuera tan estratégico enclave se emplaza justo en el límite de los municipios de  Mula y Pliego pero mucho más cercano a esta última localidad.    La existencia de este yacimiento fue dada a conocer en 1944 por el ingeniero y reconocido arqueólogo murciano Emeterio Cuadrado aunque no fue hasta 2013, en el contexto de las excavaciones de La Bastida en Totana dirigidas por la Universidad Autónoma de Barcelona, cuan

El monte Ope. Archena

  Paisaje, historia y también misterio son los ingredientes que hacen especial al monte de referencia para todos los archeneros. La enorme cruz que lo corona y que lo hace reconocible en la lejanía hunde sus raíces en una antigua leyenda, teniendo como misión proteger el lugar y conjurar cualquier presencia maligna en el mismo.      A pesar de una reducida extensión territorial, con solo 16 kilómetros cuadrados, el municipio de Archena cuenta con lugares muy interesantes desde diversos puntos de vista. Uno de ellos es el monte Ope, un cerro de roca caliza situado al norte del casco urbano y visible desde muchas zonas del mismo. Este cerro, que llega en su cumbre a los 276 metros sobre el nivel del mar, no solo constituye la principal elevación archenera sino que es también la más emblemática para los habitantes de la localidad.    Espacio ideal para la práctica del senderismo, además de ser un mirador privilegiado desde el que se puede divisar una amplia y magnífica panorámica de todo

El Cabezo Gordo. Torre Pacheco

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  Su nombre define de una forma tan popular como gráfica el tamaño de esta montaña que emerge en la amplia planicie pachequera, una mole de mármol que ha demostrado ser también un enclave paleoantropológico de enorme importancia, fundamental para el conocimiento de la presencia de los primeros seres humanos en esta esquina del continente europeo que hoy es la Región de Murcia.      Nioger, CC BY-SA 4.0 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0>, via Wikimedia Commons Se trata del principal punto de referencia en medio de la llanura litoral que une el Campo de Cartagena y el Mar Menor y es la única elevación de todo el municipio de Torre Pacheco. Por eso y por la amplia superficie que ocupa es llamado el Cabezo Gordo, a pesar de alcanzar solo los 312 metros de altitud. Aún asi, desde el auténtico mirador natural que es su cima, se puede divisar un extenso territorio y sus localidades, más aún en los días claros, y por supuesto la costa localizada al oriente. El monte ha sido

Las casas cueva de Puerto Lumbreras

  Modos de habitar propios de otro tiempo han sido rescatados del olvido mediante la rehabilitación y puesta en valor de un peculiar tipo de vivienda. La historia lumbrerense tiene aquí uno de sus capítulos más significativos, unido a las vidas de muchos de sus vecinos hasta no hace tantos años.     Abrigos y oquedades en la roca han cobijado y servido de vivienda a los seres humanos desde la noche de los tiempos. De hecho, este tipo de hábitat se encuentra siempre relacionado por parte del imaginario colectivo con las épocas más remotas de nuestra existencia sobre la faz de la tierra. Pero vivir en cuevas no ha sido algo exclusivo del mundo prehistórico sino que ha formado parte de usos mucho más recientes, adaptados, eso sí, a las condiciones materiales de cada momento o periodo.    En Puerto Lumbreras se sitúa uno de los conjuntos de casas cueva más interesantes de nuestro país. Lo encontramos concretamente en torno al cerro conocido como El Castellar o del Castillo, ya que está cor

El fartet, un pez autóctono. Abanilla

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  El paraíso natural que constituye la cabecera del río Chícamo esconde un pequeño tesoro en la forma de un pez que puede encontrarse en muy pocos lugares. Las investigaciones realizadas sobre él han venido a confirmar su singularidad frente a otras poblaciones de la especie, todo un revulsivo para poder apreciar su valor pero también para garantizar su supervivencia en el futuro.    Cruzando el municipio de Abanilla de norte a sur y generando una extensa cuenca nos encontramos con el río Chícamo, afluente del Segura que nace a unos ocho kilómetros al noreste del casco urbano, concretamente en las estribaciones de la pedanía de Macisvenda. Aunque cuenta con cincuenta y cuatro kilómetros de recorrido hasta su desembocadura, solo los cinco primeros cuentan con un curso de agua de forma permanente. Y es precisamente la zona que ocupa su cabecera la que constituye una suerte de oasis y refugio del verdor en medio de lo que se ha venido en llamar la Palestina murciana por las característica