El Cabezo Gordo. Torre Pacheco

 Su nombre define de una forma tan popular como gráfica el tamaño de esta montaña que emerge en la amplia planicie pachequera, una mole de mármol que ha demostrado ser también un enclave paleoantropológico de enorme importancia, fundamental para el conocimiento de la presencia de los primeros seres humanos en esta esquina del continente europeo que hoy es la Región de Murcia.  




 Nioger, CC BY-SA 4.0 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0>, via Wikimedia Commons

Se trata del principal punto de referencia en medio de la llanura litoral que une el Campo de Cartagena y el Mar Menor y es la única elevación de todo el municipio de Torre Pacheco. Por eso y por la amplia superficie que ocupa es llamado el Cabezo Gordo, a pesar de alcanzar solo los 312 metros de altitud. Aún asi, desde el auténtico mirador natural que es su cima, se puede divisar un extenso territorio y sus localidades, más aún en los días claros, y por supuesto la costa localizada al oriente. El monte ha sido explotado desde tiempos antiguos como cantera de mármol y mina de hierro, habiendo cesado esta última actividad a principios del siglo XX. 

El Cabezo Gordo no es solo interesante desde el punto de vista geográfico y geológico sino que posee también un gran valor medioambiental, siendo un espacio natural protegido que cuenta con la presencia de numerosas especies de animales como el murciélago de cueva, el cernícalo, el búho real, la lechuza común o el lagarto ocelado y plantas como la caralluma, la uña de gato, el cornical, el esparto o el espino negro.  

Pero la mayor fama del lugar le viene dada por un punto conocido como Sima de las Palomas, una alargada cueva natural de origen kárstico situada en la ladera sur del monte que ha resultado ser un yacimiento paleontológico rico en fósiles y de gran importancia para el estudio de la evolución humana. Fue descubierto casualmente en 1991 por un excursionista que visualizó un fósil cuando hacía rápel. Correspondía a una mandíbula humana que afloraba en una de las paredes, siendo un descubrimiento que resultaría ser formidable e inicio de otros más.  

Los vestigios hallados en el entorno están vinculados al hombre de Neandertal, la especie misteriosamente extinta que habitó Europa, Oriente Medio y otras partes de Asia. Tiene aquí más presencia que en cualquier otro punto del arco mediterráneo español, lo que la convierte en un enclave de primer orden Su cronología se situaría entre hace 150.000 y 30.000 años, en el llamado Pleistoceno Superior. Los numerosos fragmentos, más de un centenar entre huesos y dientes, muestran la presencia de por lo menos ocho individuos, tanto adultos como niños.  

Por otra parte, el yacimiento ha ofrecido tanto huesos de animales previamente cazados como diversos útiles realizados en sílex y propios de los que manejaban aquellos neandertales. Pertenecen a la tipología de industria lítica denominada musteriense y son muy significativos en tanto que se encuentran asociados precisamente a los restos humanos, algo que no es habitual en la particular arqueología de este periodo tan remoto de la Prehistoria. Se trata de otra característica que hace más especial si cabe al Cabezo Gordo y su sorprendente Sima de las Palomas.  

 

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