Las casas cueva de Puerto Lumbreras

 Modos de habitar propios de otro tiempo han sido rescatados del olvido mediante la rehabilitación y puesta en valor de un peculiar tipo de vivienda. La historia lumbrerense tiene aquí uno de sus capítulos más significativos, unido a las vidas de muchos de sus vecinos hasta no hace tantos años.   


Abrigos y oquedades en la roca han cobijado y servido de vivienda a los seres humanos desde la noche de los tiempos. De hecho, este tipo de hábitat se encuentra siempre relacionado por parte del imaginario colectivo con las épocas más remotas de nuestra existencia sobre la faz de la tierra. Pero vivir en cuevas no ha sido algo exclusivo del mundo prehistórico sino que ha formado parte de usos mucho más recientes, adaptados, eso sí, a las condiciones materiales de cada momento o periodo.  

En Puerto Lumbreras se sitúa uno de los conjuntos de casas cueva más interesantes de nuestro país. Lo encontramos concretamente en torno al cerro conocido como El Castellar o del Castillo, ya que está coronado por el castillo de Nogalte. Es esta una fortaleza de época musulmana que originalmente pudo servir para la custodia del grano y que después de la conquista castellana se convirtió en un importante baluarte de la frontera con el Reino nazarí de Granada. El recinto está declarado Bien de Interés Cultural.  

Aunque la zona cuenta con restos arqueológicos correspondientes a la Edad del Bronce que sugieren una ocupación muy temprana del área, la utilización de estas cuevas como vivienda data en realidad del siglo XVIII cuando se produce un gran desarrollo demográfico en el pueblo al calor de la ampliación de la superficie de cultivo del entorno gracias a la existencia de un curso de agua, la rambla de Nogalte. Hasta aquí llegaron familias de agricultores de escasos recursos que transformaron estas cuevas en su hogar. El apogeo de estas viviendas tuvo lugar a mediados del siglo XX, cuando llegaron a contabilizarse nada menos que 146 casas cueva, constituyendo un barrio más de Puerto Lumbreras.  

Generaciones de moradores se han valido de las particulares características del terreno (margas de yeso blandas e impermeables) para habilitar estas viviendas mediante una excavación del cerro que resultaba bastante sencilla. En primer lugar se horadaba la entrada y habitación principal y luego los dormitorios y otras dependencias conforme se iban necesitando más espacios según el tamaño de la familia en cuestión. Las paredes de gran grosor, que servían como aislante, garantizaban una temperatura ambiente sin extremos tanto en verano como en invierno. 

Las cuevas estuvieron habitadas hasta finales de dicha centuria, cuando fueron abandonadas las últimas que todavía quedaban con residentes permanentes. Esto conllevó un deterioro manifiesto y la ruina de muchas de ellas, pero el gran valor histórico, cultural y etnográfico del conjunto troglodita del cerro del Castillo ha significado una apuesta por la rehabilitación integral y musealización de un cierto número de ellas a partir de la segunda mitad de los años 90, Se han convirtido así en renacidos testigos de un pasado curioso y no tan lejano.   

Varias casas cueva recuperadas son actualmente recursos visitables que muestran distintos aspectos de la cultura y tradición lumbrerense. Así, encontramos la Casa Taller del Artesano, que recoge la artesanía del municipio; la cueva “El Cerro del Nogalte: recuperando nuestra historia”, sobre el patrimonio del cerro del Castellar; la del “Castillo de Nogalte”, relativa a la fortaleza; la de “Vida y tradiciones”, acerca del modo de habitar en las casas cueva; la del “Recorrido del agua en Puerto Lumbreras”, referente a la importancia del líquido elemento en la zona; y finalmente la Cueva Audiovisual, dedicada a la difusión de materiales de este tipo, y la Cueva Didáctica, dirigida a la formación y organización de talleres referentes a la historia y patrimonio del entorno.  


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