Eliocroca y los orígenes míticos de Lorca

Del otro lado del Mediterráneo llegaron, según la leyenda, los artífices del nacimiento de una ciudad a la que dieron por nombre Eliocroca. Después de milenios y de la sucesión de diversos periodos históricos y culturas llegamos a la Lorca de hoy. 

 


El concepto de “mito fundacional” adquiere un sentido literal cuando nos adentramos en la búsqueda de los orígenes de Lorca, la tercera ciudad de la Región de Murcia en términos de población y que esconde tras de sí una muy  dilatada historia. Su nombre actual deriva directamente del árabe Lurqa, apareciendo mencionado en el Pacto de Teodomiro o Tudmir, establecido en el año 713, solo dos años después de la invasión musulmana de la Península Ibérica. Pero existe una denominación muy anterior que se remonta a la época romana, Eliocroca (o Heliocroca), que precisamente hunde sus raíces en ese génesis mitológico de Lorca objeto de nuestro interés.  

Basándose en antiguas leyendas, contaba a mediados del siglo XVII el historiador, geógrafo y genealogista hispano-portugués Rodrigo Méndez Silva que después de una azarosa travesía por el mar, el príncipe troyano Elio y un griego llamado Crota llegaron hasta el sureste peninsular, donde se establecieron y fundaron una ciudad cuyo nombre, Eliocroca, derivaría directamente del de estos ilustres personajes.   

Un siglo después, un importante historiador lorquino como fue el padre Morote, en su obra “Blasones y antigüedades de la ciudad de Lorca”, volvía sobre los orígenes legendarios de la ciudad, atribuyéndolos en esta ocasión a solo uno de ellos, al que llamaba Elio Urzues y lo calificaba como “navegante del Mare Nostrum”. 

Existe, además, otra teoría que también busca explicar el porqué del nombre de Eliocroca. En este caso procedería de los términos “Helios” (Sol) y “Cratos” (poder o gobierno), lo que le daría un significado de “ciudad donde gobierna el Sol” y que le otorga a Lorca su famoso sobrenombre de “la Ciudad del Sol”. Como buen lugar de la Región de Murcia y del sureste de España en general, nuestra estrella más cercana domina sus cielos la mayor parte de los días del año haciendo gala así a este calificativo tan asentado y popular. 

Volviendo sobre aquellos míticos fundadores, hoy en día podemos verlos representados en un antiguo blasón labrado en la piedra y en el que también puede leerse: “Elio fundó esta ciudad, fortaleziola más Crota, después los carthagineses hizieronle muralla y fosa. Se hizo Año de 1750”. El conjunto es obra del escultor natural de la localidad granadina de Baza Juan de Uzeta. Se ubica en un lugar muy céntrico de la ciudad, concretamente en una esquina de la que una vez fue la Casa del Concejo, más tarde la del Corregidor y hoy sede de los Juzgados de Lorca. Está en la plaza del Caño, justo enfrente de la emblemática iglesia o antigua colegiata de San Patricio. En el magnífico escudo no puede faltar el Sol, que se sitúa sobre las figuras de los dos personajes, un recuerdo también al antiguo nombre de Eliocroca y al vínculo de la ciudad con el Astro Rey.  

Mitos y leyendas aparte, la presencia del ser humano en el solar lorquino se pierde en la noche de los tiempos y se extiende a lo largo de los siglos, lo que ha sido confirmado por los numerosos y variados hallazgos. Ya en época prehistórica la presencia del río Guadalentín aseguraba el abastecimiento de agua y así fue durante el Calcolítico y luego con la cultura argárica en la Edad del Bronce. Mucho después fue una tierra de íberos, quienes recibieron influencia púnica y posteriormente se impondrían los romanos y el citado nombre de Eliocroca. Su correspondencia con la Lorca moderna parece evidente a tenor de la luz arrojada por los trabajos arqueológicos llevados a cabo en distintos puntos del casco urbano de la Ciudad del Sol. 

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