El Festival del Cante de las Minas. La Unión

 Desde hace seis décadas el mundo del flamenco tiene una cita obligada en La Unión y su Festival Internacional del Cante de las Minas, un prestigioso certamen que hunde sus raíces en la que fue su principal actividad económica y fuente de trabajo y el mestizaje entre los cantes autóctonos de la zona y los traídos por los mineros andaluces. 

 


Si hay una localidad de la Región de Murcia con un claro vínculo histórico con la minería ese es La Unión, no en vano enclavado en la denominada Sierra Minera que comparte con la vecina Cartagena. Esta actividad de explotación de minerales de plomo, hierro, plata y zinc generó un gran desarrollo que supuso el propio nacimiento del municipio. Se segregó justo del de Cartagena en 1860 como El Garbanzal y adquirió su nombre actual, La Unión, ocho años después. La población iría aumentando de forma considerable al ser las minas un foco de atracción para numerosos trabajadores que procedían, en su mayoría, de diversas partes de Andalucía.  

Estos mineros andaluces no solo contribuyeron a la riqueza de la comarca gracias a su duro trabajo en las minas sino que también terminaron por dejar en ella aspectos de la tradición cultural propia de sus lugares de origen como es el caso del cante flamenco. Los mineros transmitían con sus cantos (mineras, tarantas, cartageneras, levanticas…), que podían escucharse en las tabernas que frecuentaban, lo sacrificado de su labor en el interior de las galerías, los padecimientos que tenían que soportar y los peligros a los que diariamente se enfrentaban.   

La decadencia de la minería conforme avanzaba el siglo XX puso en peligro la propia supervivencia de esta importante manifestación cultural, que pudo salvaguardarse gracias a la iniciativa, inspirada, entre otros, por el popular cantaor Juanito Valderrama, de celebrar un concurso de cante en octubre de 1961. 

Este fue el origen de lo que terminaría siendo el Festival, que no tardaría en crecer en popularidad, pasando de llevar el calificativo de nacional al de internacional. A partir de los años 80 el certamen incorporó otras modalidades de competición tales como guitarra (y posteriormente otros instrumentos flamencos) y baile. El Festival tiene la particularidad de estar abierto a la participación de artistas profesionales o consagrados y otros aficionados o noveles. Todos ellos aspiran a conseguir el máximo galardón del concurso, la Lámpara Minera en la modalidad de Cante, el Bordón Minero en la de Guitarra, el Trofeo Desplante en la de Baile y el Pilón para el mejor instrumentista, auténticos espaldarazos para sus respectivas carreras.  

En 2010 los Cantes Mineros y de Levante fueron declarados Bien de Interés Cultural con carácter inmaterial unido al hecho de la declaración del Flamenco como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en aquel mismo año. 

El escenario donde cada verano se desarrollan las distintas galas del Festival no es un lugar cualquiera. Se trata del antiguo Mercado Público de La Unión, que comenzó a acogerlo allá por 1978. Se trata de un edificio modernista, de los más representativos de este estilo de toda la Región, proyectado por el destacado arquitecto natural de Torre Pacheco Pedro Cerdán y construido en 1907. Como indica su nombre, fue originalmente el mercado de abastos de la población, reflejo del enorme desarrollo económico vivido en el municipio a comienzos del siglo XX gracias a la minería.  

La celebración del Festival Internacional del Cante de las Minas se ve acompañada de una amplia agenda de actividades culturales alrededor del mismo que acrecienta la relevancia de La Unión como referente y epicentro del flamenco a nivel mundial.  


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