El arroz de Calasparra

 Es uno de los productos típicos de la Región de Murcia y el que más identifica, sin duda alguna, a Calasparra. El paisaje que rodea a esta villa del Noroeste se tiñe de verde como reclamo y claro distintivo de un cultivo muy especial para la zona y que se remonta muchos siglos atrás  



Las tierras de Calasparra son las encargadas de dar la bienvenida al río Segura cuando éste se introduce en la Región. A su paso por esta localidad, sus aguas proporcionan la vida a un cultivo único pero a su vez característico en esta parte de la geografía murciana: el arroz. 

El llamado Coto Arrocero, esto es, el territorio de producción amparado por la Denominación de Origen Protegida “Calasparra”, sobrepasa, sin embargo, los límites del municipio que le da nombre, ya que abarca también partes de Moratalla y de Hellín, ya en la vecina provincia de Albacete. Por esta última discurre precisamente discurre el famoso río Mundo, afluente del Segura, que también se encarga de irrigar los arrozales de esta zona. 

Para encontrar el origen del cultivo del arroz en Calasparra hay que remontarse nada menos que al siglo XIV, recogiendo la herencia de los musulmanes que fueron quienes en su día lo introdujeron en diversos puntos de la Península Ibérica. Las repoblaciones cristianas tras la Reconquista encontraron en esta labor agrícola una importante actividad económica y de desarrollo para sus comunidades. 

El marco geográfico, el medio natural y sus características definen de forma fundamental el cultivo de este arroz y las particularidades del propio producto. Con una altitud media de 450 metros, se diferencia notablemente de los que se desarrollan en un entorno próximo al nivel del mar. Asimismo, los métodos tradicionales con los que se trabaja el arroz calasparreño también contribuyen a su originalidad. El sistema de irrigación se basa en terrazas por las que llega y se distribuye el agua. Hacia la mitad de la primavera (finales de abril y principios de mayo), las diferentes parcelas de estos arrozales, completamente inundadas, reciben la siembra. Las semillas son esparcidas en la forma tradicional, es decir, a voleo. Llegado el otoño tendrá lugar la recolección.  

Como ya hemos visto, el arroz de Calasparra tiene la declaración de Denominación de Origen, que quedó establecida en 1986. Es uno de los tres únicos arroces en España que poseen esta importante distinción, siendo los otros el de Valencia y el del Delta del Ebro. 

El arroz que se produce en el Coto no es de un único tipo sino que cuenta con dos variedades diferentes autorizadas por la Denominación de Origen. Una es el “arroz bomba”, pequeño, redondo y blanco, verdadera joya de los campos calasparreños. Con la cocción, su tamaño aumenta sensiblemente, prácticamente el doble, tanto en longitud como en grosor. La otra es la “balilla x solana”, también redondo y blanco aunque no crece tanto al ser cocinado. Es el ideal para la paella y platos típicos como el potaje, así como para platos dulces. Ambas variedades precisan un tiempo de cocción mayor que otros arroces, absorbiendo también una gran cantidad de caldo y por consiguiente los propios sabores del plato en el que se incluye, lo que le proporciona al de Calasparra un mayor rendimiento que los que podríamos llamar “convencionales”.   

La producción anual del arroz de Calasparra llega a alcanzar la importante cifra de los tres millones de kilos y aparte de consumirse en todos los rincones de España, es ampliamente exportado a países repartidos por los cinco continentes. Es una buena prueba de la enorme calidad de este sabroso arroz que no puede faltar en la cocina y en la mesa de los más exigentes. 

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