Cuatro castillos, siete coronas y rojo cartagena
No pocas curiosidades, desconocidas para muchos, rodean la bandera de la Región de Murcia. Sus elementos corresponden tanto a la heráldica tradicional del Reino como a un motivo nuevo pero evocador de una realidad histórica y de fondo, un color muy particular.
Cada país y casi todas las regiones o entidades subnacionales, además de infinidad de pueblos y ciudades, poseen símbolos que los identifican, siendo probablemente la bandera el más característico y visible de todos ellos. La Región de Murcia obviamente también tiene la suya, constituyendo un elemento muy conocido y familiar entre sus habitantes, acostumbrados a ella a lo largo de cuatro décadas, así como para muchos otros más allá de los límites regionales que igualmente la asocian con esta tierra.
Tal y como establece el Estatuto de Autonomía en su artículo 4.1:
La bandera de la Región de Murcia es rectangular y contiene cuatro castillos almenados en oro, en el ángulo superior izquierdo, distribuidos de dos en dos, y siete coronas reales en el ángulo inferior derecho dispuestos en cuatro filas, con uno, tres, dos y un elementos respectivamente; todo ello sobre fondo carmesí o cartagena.
Esta descripción puesta negro sobre blanco en la norma básica del autogobierno murciano le otorga carácter oficial pero, ¿es conocido por parte de quienes día a día conviven con este símbolo el significado de los distintos elementos que lo conforman?
Hay que partir de la base de que a diferencia de otros territorios, los símbolos regionales de Murcia tuvieron que ser definidos de cara a la creación de la Comunidad Autónoma que iniciaría su andadura en 1982. Cierto es que existía el precedente de la bandera de la Diputación Provincial de Murcia, consistente en un fondo azul cobalto sobre el que aparecía un escudo que a su vez contenía, en este orden y dispuestos en tres filas, los de Caravaca, Cartagena, Cieza, Lorca, Murcia, Mula, Aledo, La Unión y Yecla. Una comisión creada en 1978, tras analizar varias propuestas, se decantó por la enseña que hoy conocemos.
El elemento de nueva creación y por tanto sin presencia anterior fue el de los cuatro castillos situados en el cantón o esquina superior izquierda. No representan a fortalezas concretas de la geografía regional sino que aluden al carácter de frontera del antiguo Reino de Murcia, ubicado entre el de Granada, las coronas de Castilla y Aragón y el mar Mediterráneo que lo separaba del norte de África. Al mismo tiempo, los castillos vendrían a vincularse con los cuatro horizontes culturales que rodean la Región, el castellano, el andaluz, el levantino y el mediterráneo.
Sí que contaban con una larga trayectoria histórica las siete coronas ubicadas en el ángulo inferior derecho, presentes, sin ir más lejos, en el propio escudo de la ciudad de Murcia. Esas coronas fueron otorgadas a la capital o al Reino por disferentes monarcas en reconocimiento a su fidelidad o apoyo en una determinada causa. Las cinco primeras las concedió Alfonso X “el Sabio” para la bandera del concejo de Murcia allá por 1281, representando los distintos reinos de la Corona de Castilla. La sexta data de 1361 y la otorgó Pedro I “el Cruel” en agradecimiento por la ayuda prestada en su conflicto sucesorio mientras que la séptima y última fue concesión de Felipe V en 1709 por el alineamiento murciano con la causa borbónica frente a los partidarios del archiduque Carlos en la Guerra de Sucesión.
El tercer elemento y un asunto ciertamente muy interesante es el color de fondo de la bandera, cuestión clave en el debate de las diferentes propuestas. Sobre la mesa estaban el azul de la antes mencionada enseña de la Diputación Provincial y el rojo de las banderas de la ciudad de Murcia y del cantón de Cartagena de 1873 y del pendón de Lorca. Para evitar las posibles connotaciones políticas de los colores azul y rojo, la comisión se decantó por la tonalidad carmesí que vino a llamarse “rojo cartagena” por ser el propio del pabellón de la trimilenaria ciudad portuaria.
El mismo diseño de la bandera fue trasladado al escudo regional, que timbrado con una corona real también fue establecido entonces. Enseña y blasón coinciden de igual modo que en el caso murciano en la simbología de las comunidades autónomas de Asturias, Castilla – La Mancha, Castilla y León, Cataluña y Navarra.
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