El Cristo del Rayo. Moratalla

 Un milagro en el interior de una iglesia hace cuatro siglos dio inicio no solo a la veneración de la imagen que lo protagonizó, sino a unas populares fiestas que hacen conocida a Moratalla fuera de sus límites. Esta es la historia del Cristo del Rayo. 

 

Numerosos pueblos y ciudades de España y otras partes del mundo celebran fiestas y eventos en recuerdo a sucesos extraordinarios que supusieron un beneficio o simplemente libraron de un mal a sus gentes. En todos aquellos lugares donde se ha vivido tradicionalmente en un contexto cultural católico, como es el caso de nuestro país, estos hechos han sido atribuidos a la acción directa de la propia Divinidad o a la intercesión de la Virgen María o de los santos. Son considerados, pues, como auténticos milagros por parte de la autoridad eclesiástica y por la devota población en general.  

Uno de estos acontecimientos se produjo en la villa de Moratalla allá por el año 1621, teniendo como protagonista la imagen de un Cristo Crucificado realizada en madera y situada en el retablo mayor. La tradición señala que era la primera hora de la tarde del día 15 de junio, martes de la semana de la octava del Santísimo Sacramento, esto es, el posterior a la festividad del Corpus Christi.  

Ante la inminencia de una tormenta, anunciada a golpe de campana como tantas veces, la población se dirigió al templo para buscar refugio en el interior de su iglesia parroquial, la de Nuestra Señora de la Asunción. Las oscuras nubes, que incluían un importante aparato eléctrico, no tardaron en descargar sobre Moratalla. De repente, un rayo entró en el templo y justo dio de lleno en la citada imagen. A pesar de la gran cantidad de personas allí reunidas y de la fuerza de la chispa, ninguno de los feligreses sufrió daño alguno. Se había producido un milagro. Aquel Cristo los había salvado a todos, quedando ennegrecido por el impacto pero no destruido ni quemado. La misma jornada tuvo lugar en la iglesia un bautizo, el de un niño llamado Pedro, reflejando el sacerdote oficiante en la nota marginal de la partida que ese día había sucedido el milagro del Cristo del Rayo. 



El acontecimiento no solo fue recordado sino también celebrado cada año por los moratalleros como muestra de agradecimiento y así, las Fiestas del pueblo se dedicaron e identificaron con aquel Cristo que desde entonces fue llamado el Santísimo Cristo del Rayo, como no podía ser de otra manera. 

Según señala José Jesús Sánchez Martínez, cronista oficial de la Villa de Moratalla, este hecho supuso la cristianización de los actos paganos que tenían lugar antes de la siega, en el tránsito de la primavera al verano.  

Por otra parte y desde 1622, los festejos relacionados con las vaquillas que tradicionalmente se desarrollaban en torno a San Miguel, a finales de septiembre, fueron trasladados a junio para engrandecer la fiesta dedicada al Cristo del Rayo y que terminaron convirtiéndose en los hoy muy famosos Encierros de Moratalla. Habiendo quedado el 15 de junio como día para los actos religiosos y conmemoración del milagro, desde 1985 las Fiestas en honor al Santísimo Cristo del Rayo se celebran a mediados del mes de julio, Destacan, como no, los mencionados Encierros que constituyen, junto a la Fiesta del Tambor en Semana Santa, el elemento más característico y significativo en el calendario de esta localidad del Noroeste murciano.  

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