El Salto del Usero. Bullas

Es uno de los rincones más fotografiados de la Región de Murcia. Se encuentra en Bullas y sorprende por su peculiar fisonomía y la abundancia de agua, bien siempre escaso en estas tierras del sureste peninsular. 

¿Has oído alguna vez hablar del Salto del Usero? El río Mula es uno de los afluentes del Segura. Recorre 64 kilómetros entre su nacimiento en la conocida como Fuente Mula, en el término municipal de Bullas, y su desembocadura entre los de Alguazas y Las Torres de Cotillas. Debe su nombre a la localidad que viene aprovechando sus aguas desde la Edad Media, regando una amplia huerta, aunque en los pueblos situados en su parte final se le conoce también como Guatazales, en árabe, “el río de la Miel”. 

 Aunque la mayor parte del recorrido el río es apenas un hilo de agua debido al uso que de ella se hace, en su curso alto, cuando todavía discurre por tierras de Bullas, ofrece una imagen radicalmente distinta, con un cauce rebosante del líquido elemento en torno al que flora y fauna llenan de vida el paisaje. En este tramo abundan las pozas o “vaeras”, como se les llama popularmente, remansos donde el río se ensancha y que se convierten en lugares ideales para refrescarse en las calurosas jornadas de verano, bien aprovechados por lugareños y visitantes. 

Aunque son muchos los parajes que a lo largo del cauce fluvial vienen siendo frecuentados desde hace décadas para el baño y el disfrute del entorno (con nombres, algunos bien curiosos, como Pasico Ucenda, Río Puente, Pequeño Benidorm, Vaera de los Chorros…), hay uno que destaca por encima de todos ellos por su singularidad: el Salto del Usero. Se trata de una catarata que, salvando un gran desnivel del terreno, vierte sus aguas en una poza de unos cinco metros de profundidad. Se encuadra en una formación en bóveda que le proporciona gran espectacularidad. A lo largo de los siglos, la erosión se ha encargado de modelar estas areniscas que rodean el entorno de la cascada y que acrecienta su belleza. 

 El Salto del Usero, incluido en la Red Natura 2000, se encuentra catalogado como Lugar de Interés Geológico (LIG) y calificado como Lugar de Interés Comunitario (LIC) y Zona de Especial Conservación (ZEC) con una variedad de ecosistemas. Sobre el origen del nombre del enclave, existe una curiosa teoría que afirma que en una época indeterminada, cuando todavía no había puente sobre la catarata. un agricultor hizo saltar a su burro, llamado Usero, para cruzar el río justo por encima de ella. Le animaba a hacerlo mientras le decía “¡Salta, Usero!”. Por desgracia, el animal no pudo cubrir la distancia entre ambos lados y cayó por el precipicio, pereciendo ahogado en la profunda poza. Desde entonces, en recuerdo al desdichado asno, el lugar es conocido como “Salto del Usero. Sin embargo, todo apunta a que esta historia simplemente busca dar una explicación a un nombre que se presume bastante antiguo y que el término “salto” es un sinónimo de catarata sin que tenga que referirse a la acción de saltar. Además, hay otros puntos cercanos por los que el hipotético animal podía haber cruzado el río sin mayor dificultad. “Usero”, por su parte, podría referirse al apodo de alguien vinculado a la zona y que terminó bautizando la catarata. 

 Esta parte del curso del río Mula discurre a los pies de El Castellar, un cerro que alcanza casi los mil metros sobre el nivel del mar y que es foco de mitos y leyendas. Una de ellas nos habla de que en la Noche de San Juan, una mora encantada sale de su escondite en una cueva del monte para bajar hasta el río. Este relato viene representándose desde hace tres décadas precisamente en el paraje del Salto del Usero, congregando cada año a cientos de personas que buscan ver a la bella dama y su ritual. Cerca del Salto del Usero se encuentran diversos lugares de valor histórico y patrimonial. Por un lado tenemos el conocido como Molino de Arriba, el más antiguo (data de 1684) de los molinos harineros que antaño jalonaban el curso del río y que molían el trigo con la fuerza de las aguas. Ya en el monte Castellar se sitúan las ruinas de una pequeña fortificación de época musulmana a la que se le llama popularmente “El Castillico”.