La Bastida. Totana

 Hace 3500 años, durante la Edad del Bronce, existió en la Región de Murcia lo que podríamos considerar una gran metrópoli. Estaba en Totana y hoy nos sigue mostrando aquel antiguo esplendor. Vamos a conocer La Bastida. 

La prehistoria europea tiene un muy destacado punto de referencia en Totana. A unos 5 kilómetros al noroeste de la ciudad y sobre un cerro en la Sierra de la Tercia que domina el Valle del Guadalentín se sitúa el complejo arqueológico de La Bastida. Fue un asentamiento habitado por una importante comunidad humana durante varios siglos, entre el 1700 y el 1100 a.C.  

Es en este periodo de la Edad del Bronce cuando florece en el sureste de la Península Ibérica la cultura argárica, llamada así por el yacimiento de El Argar, situado en la vecina provincia de Almería. Supone la consolidación de la vida sedentaria y por tanto un desarrollo de los poblados permanentes y de la propia complejidad de las sociedades y la economía. 

La Bastida fue el primer enclave perteneciente a dicha cultura que se descubrió, allá por el año 1869, y desde entonces no ha dejado de mostrar su relevancia arqueológica para el conocimiento de aquellos remotos tiempos de la Humanidad en esta parte del continente europeo y del occidente mediterráneo.  

Se estima que en su momento de mayor apogeo La Bastida pudo albergar una población de hasta un millar de personas. Es esta una cifra que en los términos actuales de la demografía humana puede parecer insignificante pero que entonces sería el equivalente a una urbe de enormes proporciones a nivel continental. No en vano se extendía, a tenor de las estructuras presentes, por una superficie de más de 30.000 metros cuadrados. Se trata, pues, de un tipo de emplazamiento característico de la cultura argárica, con un poblado localizado en un punto elevado en el que las construcciones se disponen en forma de terrazas distribuidas a lo largo de las laderas del monte.  

Las principales actividades que garantizaban la subsistencia de la comunidad eran tanto la agricultura como la ganadería. También hay constancia de una actividad metalúrgica importante, un avance técnico ya propio de estas sociedades reflejado en la gran abundancia de piezas de bronce y cobre. Además de la proliferación de objetos de piedra y hueso se puede apreciar asimismo lo extendido del trabajo de la cerámica, lo que en cierto modo podría señalarse como el punto de partida de la larga tradición alfarera de Totana que hoy continúa vigente en la localidad. 



A la hora de aproximarnos al conocimiento de la estructura social de aquella comunidad juegan un papel fundamental las numerosas tumbas (más de 200) que se han hallado y estudiado en el yacimiento. Esto se debe a los ajuares hallados en las sepulturas que, formados por armas, abalorios, vasijas… reflejan el estatus o posición económica del difunto en cuestión. Por otra parte, se trata principalmente de enterramientos individuales realizados debajo del suelo de las mismas viviendas en las que el cuerpo se encuentra siempre en una característica postura encogida y depositado dentro de cistas (paredes de piedra) o grandes recipientes cerámicos.    

En la actualidad La Bastida constituye un recurso que ha sido puesto en valor y es visitable por parte del gran público, contando además con un didáctico centro de interpretación en las inmediaciones del propio yacimiento. El antiguo asentamiento argárico se convierte así en un excelente medio para conocer mejor una época muy lejana en la que los seres humanos comenzamos a ser lo que hoy somos.  

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